ENFOQUE DH Por FRANCISCO MIXCOATL ANTONIO
¿A dónde vamos a parar?
Francisco Mixcoatl Antonio[1]
Entre la nostalgia y el anhelo varios disfrutaron del éxito sensible del cantautor mexicano, mejor conocido como “El Buki”, que deleitaba a sus seguidores con una canción de corte romántico, allá a inicios de esta década; ¿A dónde vamos a parar?
Este tema de pop latino, nominado a varios premios en su género musical, nos lleva a plantear precisamente los momentos por los que está pasando el país en materia económica, de impartición de justicia, de desempleo, de inseguridad y de salud.
Mientras en el sistema carcelario del país, se estima que existen cerca de 362 a 400 niñas o niños que se encuentran acompañando a su madre en reclusión dentro de la edad límite permitida por la ley que es de tres años, de acuerdo al Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2019, elaborado por la CNDH.
O también que, con la aprobación de la Ley de Amnistía, se puedan beneficiar cerca de 4,200 personas privadas de su libertad, entre ellos aproximadamente 600 mujeres, por la comisión de alguno de los siguientes delitos como: aborto en cualquiera de sus modalidades, delitos contra la salud, siempre y cuando se trate de personas indígenas, en pobreza extrema o que hayan poseído narcóticos; personas de pueblos indígenas que no hayan accedido a la jurisdicción del Estado; por robo simple y sin violencia, y por delito de sedición.
Pero, estas personas tendrán que esperar, pues por desgracia la política criminal en México es selectiva. A los delincuentes de cuello blanco se les da un trato preferencial. Así lo vemos con el caso Lozoya Austin, que no tuvo que pisar la cárcel, ni para firmar su libertad condicional, se le puso su brazalete y demás medidas de seguridad que le dictaron y seguirá gozando de los privilegios; convertido en ventrílocuo de la 4T, señalará a los personajes que electoralmente el tiempo vaya pidiendo.
¿A dónde vamos a parar?, mientras para unos la justicia es un camino lento y tortuoso, para otros simplemente se les da las facilidades necesarias. Como el caso “Ovidio Guzmán”, se le deja en libertad pese a los señalamientos delictivos cometidos y no pasa nada. Esperemos que no hagan lo mismo con José Antonio Yépez Ortiz “El Marro”, recordemos que su familia detenida en días anteriores también fue puesta en libertad.
En tanto, un tema de salud pública, donde la vida de los mexicanos está en riesgo, ya se contagió, pero de lo más ruin… de la politiquería. Un asunto que debía ser tratado científicamente, resulta que el insigne Dr. López-Gatell, se ha enganchado con diez que al final fueron nueve gobernadores que piden su renuncia.
El Covid 19 no solamente es un virus, ahora éste se ha contagiado por nuestra clase política mexicana. Y así el panorama no es nada halagador, 47 mil 746 muertes han cobrado esta pandemia hasta ahora. Según las cifras oficiales. Miles de hogares, familias y amigos viven la tristeza, depresión y miedo que ocasiona el duelo por los que se han ido. Otras 439 mil 046 personas, se debaten en estos momentos en la angustia de dicha enfermedad y los daños colaterales para su familia.
Así, llegamos al lugar número tres del rating mundial con más muertes por este virus; sólo después de Estados Unidos y Brasil. Y se pronostica que, de seguir esta tendencia a finales de año, nuestro país estará en el primer lugar de decesos. Simplemente terrible. Pero ello no le parece importar a nuestra clase política.
En lo que se refiere a los feminicidios, siguen en aumento en lo que va de este año, con cerca de 489 en todo el país; lo que significa un repunte de 7.7%. La violencia se desborda, según las cifras. Este año van aproximadamente 17 mil 982 personas ultimadas dolosamente. Según los datos de incidencia delictiva, publicados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En materia económica, el Producto Interno Bruto (PIB), registró una caída de 17.3%, de acuerdo al estudio elaborado por el INEGI. Si bien, todo esto ocasionado por la pandemia global de Covid 19, tal caída se ocasiona por el mal manejo de las políticas públicas para evitar el cierre de empresas, la pérdida de empleos y en general por los desatinos y la politización a la que han sometido un tema de salud pública, donde la vida de millones de mexicanos está en riesgo latente a diario. Pero eso no parece importar a ya saben quién. En fin, ¿a dónde vamos a parar?, mejor que cada quien se cuide como pueda.
[1] Ex ombudsman tlaxcalteca y Presidente de la Academia Nacional del Derecho al Trabajo de la Asociación Nacional de Ex ombudsman, A. C.