SIN LÍNEA Por HORACIO GONZÁLEZ
Los grupos en la reforma electoral
Más allá del alcance de las reformas en materia electoral que aprobó el miércoles una fracturada Legislatura local, todo hace indicar, por el nombre de los diputados y diputadas que las aprobaron, que el titular del Ejecutivo sí las publicará a más tardar este mismo fin de semana en el Periódico Oficial del Gobierno del estado.
No sería de otra manera si en el voto aprobatorio participó la priista Zonia Montiel Candaneda. Que haya votado por la vía libre, sin tener el consentimiento del gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, vía la dirigencia estatal priista encabezada por Noé Rodríguez Roldán, sólo asomaría una crisis interna de enorme dimensión política.
Pero, además, a la aprobación de la reforma se sumó el voto del panista Omar Milton López Avendaño, quien desde hace meses tiene una marcada cercanía con el dirigente panista José Gilberto Temoltzin Martínez. Y, para terminar, también hay que incorporar el de la perredista Laura Yamil Flores. Por eso, aunque si bien fustigaron la “cosmética” reforma electoral local, los dirigentes estatales del PAN y del PRD confiaron en que no será observada por el gobernador.
Por eso, más allá del contenido de la iniciativa, el comportamiento político de los actores es importante por todo lo que se vendrá durante los próximos meses, particularmente en el tema de una posible coalición. En ese sentido importa la forma en que fue votada la iniciativa en el Pleno.
Por ejemplo, que la diputada panista Leticia Hernández Pérez no haya votado a favor de la reforma aprobada, es altamente significativo que no sólo confirma la pésima relación que trae con su dirigente estatal, sino también porque ella es identificada con la diputada federal Adriana Dávila Fernández, quien a su vez hizo pública su opinión de que ve lejana una alianza con el Revolucionario Institucional (PRI).
Lo anterior equivale a un adelanto de lo que seguramente será la batalla interna que existirá en los partidos opositores al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), primero por definir si habrá o no una coalición de varios institutos políticos en la elección por la gubernatura, y segundo, por la propia candidatura al gobierno del estado.
Si la discusión ya comienza darse a estas alturas, faltando poco menos de un año de las elecciones con aquellos partidos que, según las encuestas, menos posibilidades tienen de ganar, no se diga lo que sucederá dentro de Morena, cuya fracción de quienes integran el grupo parlamentario en el Congreso del estado volvió a fracturarse.
Lo único que las posturas internas evidencian es la guerra civil que ya se vive por la candidatura al gobierno del estado. Esa será la tónica hasta finales de este año, la cual se agudizará hasta principios del próximo. Y más allá, porque es seguro que la batalla seguirá hasta la conclusión de la jornada electoral de junio próximo, muy probablemente hasta que la elección sea resuelta por la instancia jurisdiccional.
Lo que resulta interesante en todo lo que se vivió el miércoles en la Cámara de Diputados, es el voto del neopetista Miguel Ángel Covarrubias Cervantes, quien no acompañó en la votación en contra por la que se inclinó Irma Yordana Garay Loredo, cuya ascendencia no está en duda dentro de la dirigencia estatal del Partido del Trabajo (PT) debido a la estrecha relación que tiene con su padre, el diputado federal Silvano Garay Ulloa.
Es un hecho que, en lo que se refiere a la votación de la reforma electoral, dentro de Morena ganó el bloque encabezado por el senador Joel Molina Ramírez. Así que haber dejado sola a Garay Loredo en la votación significa para Miguel Ángel Covarrubias una de dos posibilidades: su ratificación de no respaldar a la delegada federal Lorena Cuellar Cisneros en su búsqueda por la gubernatura, y que su voto lo habló con la misma Irma Yordana Garay; o que ya ve lejos la posibilidad de ser postulado por una diputación federal. Sin embargo, por cómo ha conducido sus acciones, todo hace indicar que es lo primero. Ya veremos.
Lineazo: habrá que estar atentos a qué instancia judicial acude el grupo inconforme que perdió la votación el miércoles en la reforma electoral. Lo cierto es que en Tlaxcala los grupos en Morena agudizan su distanciamiento, mientras la dirigencia nacional vive una crisis de incertidumbre por no saber quién llegará a la presidencia.