A CAPELLA Por MAURICIO HERNÁNDEZ OLAIZ
El fin del Ombuds – Copión.
La designación del próximo presidente(a) de la comisión estatal de los derechos humanos sin duda es un tema relevante, que incluso, debería merecer una postura oficial por las candidatas y el candidato al gobierno del estado.
Aunque sería ingenuo pensar que los abanderados a la silla ejecutiva no tengan alguna carta o injerencia en algunos de los inscritos, incluyendo al actual presidente – sabemos que algunos aspirantes ya se acercaron con la candidata Lorena Cuéllar esperando su espaldarazo y la tan anhelada llamada a sus alfiles morenos en el congreso, sería deseable que fuese abierta su postura, sobre todo buscando privilegiar la experiencia en la materia por encima de la indicación, del amiguismo o incluso la conveniencia.
El 8 de junio de 2017 Víctor Cid Del Prado Pineda, quien pese a que tuvo una pésima entrevista para acceder al cargo y con el penoso antecedente a sus espaldas de que copió en su examen para convertirse en consejero de la IAIP, fue designado como el presidente del Consejo Consultivo de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, empujado por intereses en el propio congreso y hasta en algunos sectores del gobierno.
El resultado de ello pues está a la vista de todos. El no haber nombrado a un ciudadano probo, con experiencia y compromiso acabó por darle al estado la peor etapa en la historia de los derechos humanos en Tlaxcala. Simplemente Cid Del Prado arrastró vilmente a la comisión, la uso para intereses personales ,le escupió a la cara. Hoy el muy fresco quiere mantenerse en la silla por un periodo más.
Por lo anterior se vuelve de vital importancia que la designación recaiga en alguien, no solo con experiencia en el tema, sino con el compromiso de sacar a la comisión del chiquero en que la sumergió Víctor Cid. No será un tema ni trabajo menor, hoy esa oficina está por demás desacreditada y deberá el nuevo presidente o presidenta trabajar con ahínco para depurarla y limpiar su imagen, de acreditarla de nuevo como una oficina consagrada a respetar y hacer valer los derechos humanos de todos los tlaxcaltecas.
En cuestión de género el tema de la nueva designación comienza a cobrar relevancia. Aunque legalmente no hay obligación de nombrar a una mujer, colectivos y organizaciones feministas han comenzado a levantar la voz exigiendo al congreso que sea una mujer quién presida a la comisión, pues los anteriores han sido hombres.
Al momento son 10 las mujeres de los 20 inscritos para presidir la CEDH, entre ellas sobre salen las activistas Yeny Charrez Carlos y Félix Pozos Palafox, pero también llama la atención el nombre de la experimentada Jakqueline Ordoñez Brasdefer, sin duda quién mejor perfil y experiencia posee en la materia.
Es casi un hecho que Víctor Cid tendrá que abandonar la oficina el próximo 11 de junio, dejando una terrible herencia, una etapa oscura, tenebrosa en la CEDH. Esperemos que los flamantes legisladores, por lo menos, se tomen el tiempo y el compromiso de revisar a fondo la experiencia de los participantes.
Y aquellos candidatos que consideren relevante saber quién les acompañara en los derechos humanos durante su gobierno de ganar la elección, esperemos que por lo menos privilegien la pericia, el deber y la competencia dando línea a favor de la consagración de los derechos humanos en el estado. Si en verdad aman y respetan, como tanto presumen, a Tlaxcala, una selección profesional del nuevo titular de la comisión de derechos humanos se vuelve fundamental y hasta obligada.
La historia ya está juzgando a la legislatura que impuso a Cid, la historia ya juzga al ombudsman-copión. Esperemos a ver que nos depara el futuro en tan relevante comisión.
@olaizmau