DE CONYUNTURA Por GERARDO SANTILLÁN
¿Perdido?
Sin ser ave de mal agüero ni mucho menos un agorero de la fatalidad, el presente ciclo escolar 2020 – 2021 podría ser otro ciclo perdido en aprovechamiento para los estudiantes mexicanos. Los más afectados: los alumnos de nivel básico.
Diversos factores se conjugan. Un sistema educativo inadecuado a la enseñanza por medios electrónicos – incluidos docentes –, inacceso de muchas familias a los medios tecnológicos, fallas en las plataformas diversas y un caos en una clase con 40 educandos al mismo tiempo.
Esos son apenas unos ejemplos de lo difícil del presente curso lectivo, aunado al hecho de que ahora los padres de familia, trabajen o no, llevan el máximo peso para controlar que sus hijos e hijas tomen las clases debidas.
Me tocó ir a desayunar el martes a un conocido negocio familiar, donde los gritos y desesperación del papá y la mamá de dos hermanos visiblemente de educación primaria, resultaron gran parte de la conversación entre mi acompañante y yo. Lo deseable es que la gran mayoría tenga las cosas bajo control.
Sin duda será un ciclo más que difícil porque la pandemia del Coronavirus Covid 19 ha obligado a las clases a distancia. No obstante los esfuerzos de las autoridades educativas, no se ve salvable en lo académico este ciclo escolar.
La situación no es privativa de escuelas públicas, pues en las particulares la situación es igual e incluso podría ser un poco más estresante, en cuanto a que necesitan mantener su matrícula con un “plus” para justificar el pago de la colegiatura. De hecho, es muy probable que la matrícula de escuelas públicas haya aumentado significativamente… ya veremos.
Lamentable fue lo que sucedió tan solo el lunes, cuando las plataformas tecnológicas y los horarios en televisión abierta no funcionaron como estaba previsto, provocando otro caos entre los padres de familia.
La instrucción está dada: aprendan o no aprendan los alumnos, las evaluaciones deben ser aprobatorias. No hay de otra. El sistema educativo mexicano no podría soportar un cuello de botella de escolares rezagados y menos en medio de una pandemia que no solo no cede – dicen los especialistas –, sino que empieza a rebrotar en algunos países del mundo y que ha obligado nuevamente al fastidioso aislamiento social.
Por lo pronto, la generación 2017 – 2020 está marcado. Iniciaron con un sismo muy recordado y continuaron con una pandemia virulenta. Ahora continuarán con unas clases que no son clases, sobre todo para los más pequeños, a diferencias de los estudiantes desde prepa hasta universidad, un tanto más adaptados a la educación en línea.
@santillanazo