ENFOQUE DH Por FRANCISCO MIXCOATL ANTONIO
La efervescencia llego a su fin…
Lo que fue el periodo de reflexión, lapso que sirve para que el elector haga conciencia sobre el sentido de su voto. Se convirtió en un trance de miedo, incertidumbre y pánico. La guerra sucia se desbordó en las redes sociales. El panfleteo de baratija hizo de las suyas en las calles. Los mapaches electorales estuvieron a todo lo que da; algunos fueron cazados, otros corrieron con suerte y cumplieron su cometido.
La típica denuncia de compra de votos, subasta de despensas por doquier, fue la tónica de este período donde se dieron de todo, y eso de reflexionar el voto sólo es un choro que está en la ley. Pero que en la práctica no se da. Lo que vino a oscurecer esta expectativa de miedo, fue la cobarde acción donde ultimaron a un funcionario del INE, lo que de inmediato encendió los focos rojos este fin de semana.
Se pensó que este lamentable suceso, iba a ahuyentar el voto en las urnas, y que bueno que no fue así. El gran ganador de esta jornada por lo menos en el ámbito local, fue el voto masivo, aún sin tener cifras sobre el grado de participación ciudadana, se pudo percibir una gran afluencia desde las primeras horas en que se abrió la jornada, hasta su cierre.
En la contienda por la gubernatura Anabell, lo dio todo. De la nada como el ave fénix, resurgió. Sin la mínima esperanza de figurar en una final, a base de esfuerzo propio construyó una alianza con cinco partidos que yacían en ruinas. El tsunami electoral de 2018, donde Amlo barrió, parecía que no había una fuerza que le hiciera frente a su creación avasalladora: Morena.
A base de perseverancia propia, Anabell se la creyó, y se lanzó a la aventura, “ni un paso atrás” y “por la grandeza de Tlaxcala” se convirtió en su grito de batalla. Aglutinó a la vieja clase política, a profesionales y amateurs en su proyecto, de la nada se enquistó hasta permear en el ambiente electoral que sí se podía alcanzar a la puntera y, en su caso, hacer la hazaña. A final no se pudo.
Pero ha demostrado con creces, que es una política profesional que puede asumir el liderazgo que hace falta, pues muchos de los hasta hoy más vistos, ya lucen cansados, sin brújula y a la deriva. El dinosaurio languidece.
Lorena, pese a los conflictos internos de su partido, a final en su segundo intento lo logró, no cabe duda que el que persevera alcanza, y esa es la lección que hoy da. Con su victoria se demostró que la marca Morena, es como la coca cola o las Sabritas, es una patente que por lo menos en Tlaxcala, pesa y pesa mucho. Y que Amlo es, y seguirá teniendo a esta entidad como una de sus más fieles seguidoras.
Previo al conteo rápido dado a conocer por la autoridad electoral (ITE), Lorena en su posicionamiento como virtual ganadora de la jornada, hacía un llamado a la reconciliación. Qué bueno, pues es momento de demostrar el talante femenino que tiene para gobernar el Estado, que así sea. La efervescencia electoral terminó, y ahora lo que sigue es reconstruir el tejido social que siempre queda friccionado.
Con estos resultados, quien pierde es la gobernanza moderna, pues ni en la intermedia ni en esta de final de mandato pudo hacer una. Desde luego que se avizora el surgimiento de una nueva clase política…