ENFOQUE DH Por FRANCISCO MIXCOATL ANTONIO
Hipocresía.
Nuestra clase política en general, vive en la hipocresía total. Lo que ayer los hoy encumbrados por la 4t al poder público, detestaban, ahora lo defienden a capa y espada.
En sentido contrario, los personajes que ahora deambulan en la orfandad política, arropados en el denominado bloque opositor, hoy en día, rechazan lo que ayer defendían e imponían, pues a final de cuentas tenían las mayorías y el poder necesario para hacerlo.
Militarizar o desmilitarizar al país, en materia de seguridad pública, se ha convertido en la manzana de la discordia. Neoliberales o conservadores, y progresistas o liberales, según ellos mismos se han calificado, libran una batalla por esta estrategia, sin importar que el país se resquebraje poco a poco.
Sus miras son electorales y nada más. La verdadera pacificación del país, está en segundo término.
No importa si cada día miles de familias les lloran a sus muertos, a sus desaparecidos, a sus levantados, a sus hijas que fueron víctimas de feminicidio o de trata de personas, o de aquellos que viven pagando derecho de piso, para tener paz o tranquilidad en sus quehaceres cotidianos. Eso se va al diablo, eso no importa, ese es el verdadero mensaje de nuestra pobre-clase-política.
Si pobres, por su bajeza para negociar, para conciliar en pro del interés común. Por su miseria intelectual, que han dejado atrás las definiciones ideológicas que le daban sentido pertenecer a una corriente de izquierda, de derecha o de centro izquierda o de derecha. Eso ahora luce en el cesto de la basura. Lo que importa, es salvar el pellejo, no importa si traicionó una o mil veces, si dejo a este grupo y ahora me formo en el bando contrario, total el pueblo noble y sabio aguanta todo.
Es patético ver a una mujer como Lilly Téllez, convertida en Senadora por el efecto político de ya saben quién, y que hoy se rasga las vestiduras echando pestes, a quien la subió a esas esferas del poder. O aun Javier Lozano, el extitular de la STPS, en la época del Calderón, ocupar su twitter, para vociferar con vulgaridades e impertinencias, que lo hacen ver como un personaje de una bajeza rapaz, y que cuando tuvo la oportunidad de aportar algo a este país, hizo lo mismo que en este momento critica.
O que decir de Alito y de Moreira, los cavadores de la fosa de lo que queda del PRI, que, de la noche a mañana, salieron a defender los intereses del pueblo, cuando vieron que la FGR, estaba sobre sus pasos, hicieron lo que todo político hace; salvar su pellejo, porque su cola es tan larga y las celdas son frías, y más cuando el invierno político les llegó a sus vidas.
Mientras, Marko Cortez y Jesús Zambrano, como novios de pueblo, lucen desangelados, esperando a ver si el abandono político al que fueron enviados, –él Alito-, se arrepiente y regresa, pues no hay discurso, no hay empatía, no hay arrastre con las bases, piensan que ese denominado bloque opositor es su única vía de sobrevivencia político, aunque la verdad era un bloque destinado al fracaso.
En tanto, el Presidente Amlo y su palomilla, ahora defienden a capa y espada la militarización del país, si, aquello que siendo opositores lo reprobaban, actualmente ven como única vía de solución a los problemas de inseguridad que enfrenta el país. Como dice la canción; “a donde vamos a parar”. Entre tanta hipocresía. Ni a donde irle.