Piedras Negras tradición legendaria

Tlaxcala, Tlax., a 17 de septiembre de 2020 (Redacción).- Adentrarse a la historia de Piedras Negras, es iniciar un viaje interminable en el tiempo y un fantástico recuento de la fiesta brava de México.
Se dice pronto, pero en 150 años de existencia, 6 generaciones de ganaderos se han volcado con su esfuerzo, conocimiento, pasión y vocación por mantener viva la crianza del Toro bravo.
Muy Lejano se ve el año de 1874 cuando José María González Muñoz hijo de Don Mariano González Fernández fundó esta casa ganadera, en la hacienda de San Mateo Huiscolotepec en el municipio de Santiago Tetla, en Tlaxcala, con vacas criollas de zacatepec y sementales bravos de San Cristóbal la Trampa.
La historia de Piedras Negras tomaría un rumbo distinto cuando José María González Muñoz y su primo José María González Pavón deciden padrear un primer semental español de la ganadería de Pablo Benjumea.
Apenas corrían los primeros años del siglo XX, cuando José María González Muñoz cede la dehesa a sus sobrinos Lubin y Romarico González, quienes en 1908 adquieren una punta de vacas y sementales del Marqués de Saltillo además de un semental de Murube y otro de Miura… El Murube ligó poco, dos o tres descendencias, mientras que el Miura no ligó, por lo que la Sangre de Saltillo prevalece hasta nuestros días.
En aquellos tiempos en los que comenzaba a fraguarse la Revolución Mexicana, la hacienda de San Mateo Huiscolotepec, era el paso de grupos armados que iban del puerto de Veracruz a la ciudad de México, tras dejar atrás la hacienda, los potreros y corrales quedaban abiertos provocando que el ganado se saliera y se confundiera con reses de la Ganadería hermana de la Laguna, de la que también estaba a cargo Romarico Gonzalez, por ello, Lubin decide hacer un peculiar y distintivo corte en la badana o papada de los toros dejando una larga corbata colgando del pecho de sus toros.
Tras la muerte de Lubin González en 1928, la ganadería pasa a uno de sus sobrinos
Viliulfo González Carbajal, un hombre apasionado del campo, los toros, los caballos y la charrería, a él se le atribuye el inicio en México de la tienta a campo abierto.
En 1929 Viliulfo y sus toros de Piedras Negras se convirtieron en la primera ganadería mexicana en lidiar en un ruedo español. Fue en San Sebastián donde los diestros Marcial Lalanda, Cagancho, Manolo Mejías Bienvenida y Heriberto García le hicieron los Honores al encierro piedrenegrino.
A la muerte de don Viliulfo en 1941, su hijo Romaico se encarga de la ganadería. 11 años después, su hermano Raúl González toma las riendas de la Divisa rojo y negro para mantenerse 45 años al frente de la dehesa hasta su muerte en 1997.
Desde entonces Marco Antonio González Villa, hereda un hierro de gran abolengo y el linaje de 5 generaciones de ganaderos que se distinguieron por criar Toros con casta, bravura y temperamento, tan es así que Piedras Negras es pie de simiente de otras tantas divisas como Zotoluca, Rancho Seco, Zacatepec, Cuaxamaluca, Manuel de Haro e Iturbe Hermanos.
Muchos diestros exaltaron sus carreras tras enfrentar a los bravo Piedrenegrinos pues sus triunfos alcanzaban alta resonancia frente a estos toros.
Desde Rodolfo Gaona, Juan Silveti, Juan Belmonte, José García “El Algabeño”, Manuel Jiménez Chicuelo, Ignacio Sánchez Mejías, Fermín espinosa Armillita, Pepe Ortiz, Jesús Solórzano, Silverio Pérez, Carlos Arruza, Luis Castro “El Soldado”, Lorenzo Garza, entre muchos otros, que tarde a tarde peleaban y defendían su sitio de figuras del Toreo.
Mención aparte merece Alberto Balderas “El torero de México” quien durante su carrera obtuvo triunfos extraordinarios con los toros de Piedras Negras, rivalizando con los más grandes de la llamada época de oro del torero de México.
Balderas fue contratado para torear el 29 de diciembre de 1940 en el Toreo de la Condesa junto con “Carnicerito de México”, Andrés Blando y los afamados toros de Piedras Negras, fue el tercero de la tarde de Nombre “Cobijero” quien le arrebató la vida de manera circunstancial, pues al intentar cortar el viaje del toro mientras Carnicerito pedía permiso a la autoridad, Balderas fue cogido mortalmente.
Fue entonces cuando el Hierro tlaxcalteca de Piedras Negras se convirtió en un mito, en una leyenda temeraria por la fiereza de sus embestidas.
Pasado este trágico y lamentable suceso, los triunfos y faenas memorables continuaron. El 15 de diciembre de 1946, en la plaza México, Fermín Espinosa Armillita consigue los máximos trofeos frente al toro “Nacarillo”.
Antonio Velázquez inmortalizó el 28 de diciembre de 1947 a “Amapolo” y el 1949 a “Bandido”. Cinco años después Rafael Rodríguez “El volcán de Aguascalientes” se encumbró con “Morcillero”.
El 22 de Enero de 1956, será recordado por la gran faena de Joselito Huerta al Toro “Talismán” que replicó el 5 de Junio de 1960, al cortar las orejas y rabo a otros astado del mismo nombre.
Y qué decir de la faena de Curro Rivera, realizada el 20 de abril de 1969 al toro “Soy de Seda, cuando apenas cumplía 7 meses de haber tomado la alternativa.
Cómo olvidar el 21 de Marzo de 1982, cuando el torero capitalino Mariano Ramos electrizo los tendidos de la plaza México, con un poder lidiador pocas veces visto frente al Toro “Timbalero” al que le cortó una oreja dando tres vueltas al ruedo.
Al paso de los años, en el recuento Histórico de Piedras Negras, no todo fue miel sobre hojuelas, sus extensas tierras fueron duramente golpeadas por los movimientos campesinos y las reformas agrarias, las cuales recortaron drásticamente su campo bravo… Las industrias terminaron por cercar la famosa Hacienda de San Mateo Huiscolotepec.
De ahí, que el cariño, la perseverancia y pasión que Marco Antonio Gonzalez le dedica a su ganadería, se vio premiada el pasado 5 de Enero en la Plaza México, cuando el joven diestro Gerardo Rivera, indultó al toro “Siglo y medio” bautizado así, para conmemorar el nacimiento de esta casa Ganadera.
Piedras Negras, siempre ha sido de los Gonzalez y Gonzalez se escribe con G…
“G” de grandeza como lo dicta su propio Hierro.
ALEJANDRO J. SILVETI B.