SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA
Don Andrés y sus carreras contra reloj
El Presidente López Obrador, después de poco más de tres años de hablar y hablar casi todos los días por la mañana frente a los medios de información como parte de su estrategia de continuo encantamiento sobre sus seguidores, inicia su cuarto año de mandato con nubarrones que anuncian que su estrategia de comunicación podría estar cerca de cobrarle factura, y que los saldos podrían llevarlo al menos a cuatro callejones sin salida que minarían su posicionamiento actual, el cual parece haber llegado a su punto más alto, ya que diversa mediciones lo sitúan entre el 67% y el 70% de aprobación, y el 30% y 33% de desaprobación, cifra muy elevada, que en algún momento empezará a descender conforme el final de su sexenio se acerque.
El primer callejón. Está conformado por los elementos: consulta sobre revocación de mandato y elevación en el número de contagios de la variante omicrom. La consulta que promueve a través de sus estructuras políticas significa un arma política que pretendería utilizar, una vez obtenido un resultado favorable, para arengar a sus bases para que estas eventualmente presionen al Congreso de la Unión para forzar una reforma “urgente” a la Constitución, para prorrogar de algún modo su presidencia. Sin embargo, para ello necesita que acudan a votar en la consulta cerca de 38 millones de ciudadanos para que los resultados tengan algún efecto jurídico, lo cual solo logrará por medio de un estructurado y masivo acarreo de votantes, que puede verse afectado por el miedo al contagio de la variante omicrom, que podría derivar en que la participación ciudadana sea modesta, lo cual sería una catástrofe política, después del uso y abuso de recursos públicos que hace todos los días desde su púlpito mañanero para promoverla.
El segundo callejón. Sus ingredientes son: elección de seis gubernaturas en junio y, elevación en el número de contagios de la variante omicrom. Las encuestas a la fecha señalan que el partido del Presidente tiene aseguradas 5 de las gubernaturas y solo una que parece no podrá ganar, sin embargo, si el manejo de la pandemia por parte del gobierno federal no logra controlar la escalada de contagios, y la actividad económica se ve frenada ante el miedo al contagio, los resultados hoy favorables para el partido MORENA podrían revertirse en algunos de los estados en juego electoral, lo que también sería un descalabro político para el Presidente.
El tercer callejón. Sus componentes: La sucesión presidencial y, la necedad de Monreal. El juego sucesorio del Presidente es claro, quien le suceda (al menos por parte del partido MORENA), será una mujer. La que hoy aparece como obvia (Sheinbaum), si bien es su favorita no es la única, su as bajo la manga es Tatiana Clouthier (aunque muchos lo duden, ya le dedicaremos otra entrega a ella). En cambio, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal no son los favoritos de López Obrador, son una suerte de males necesarios en su gobierno que tienen fecha de caducidad. A Ebrard le tiene agarrado con los dedos en la puerta de uno de los trenes de la Línea 12 del Metro, su responsabilidad sobre los fallos estructurales y sobre las vidas perdidas a causa de ellas ha sido hasta hoy encubierta por el gobierno de la Ciudad de México, obvio, por instrucciones del presidente, las cuales pueden cambiar en el momento que Don Marcelo se quiera “salir del huacal”, por lo que terminará por disciplinarse y aceptar ser el “líder” de los próximos senadores de MORENA, o trasladarse a la Embajada que más le guste para pasar los siguientes seis años de su vida política. El caso de Monreal es diferente, Don Andrés lo ha venido “cebando” y empujando a salirse de MORENA, para que busque la candidatura en otro partido político, o en un grupo de partidos, fundamentalmente PRI y PRD, para que sea una oposición a modo, ya que, si Don Ricardo cree que cuenta con capital político por si solo (las encuestas le ubican apenas alrededor de un 6%), este se le evaporará al momento que el Presidente políticamente “le escupa” señalando de vulgar ambicioso y traidor al “proyecto de la 4T”. Monreal le serviría para dejar fuera de la eventual candidatura de “Va por México” a políticos que López Obrador aborrece. Sin embargo, Ricardo se está tardando en irse, sigue fantaseando con ser candidato por MORENA, cosa que no sucederá, por lo que al Presidente le urge que ya se vaya al PRD o PRI para que se posicione como segunda fuerza, espacio que ya prácticamente les ganó Luis Donaldo Colosio Riojas, quien se perfila para ser la principal oposición a MORENA, lo cual podría descomponerle a Don Andrés sus planes de controlar todas las candidaturas a sucederle, todo por culpa que a Monreal le está dando miedo irse a la aventura.
El cuarto callejón, el más peligroso. Sus componentes son: por una parte, inflación, precios al consumidor y tasas de interés; por otra, la vigencia del proyecto de López Obrador. Se están acumulando cifras en los ámbitos financiero y económico que avizoran una fuerte crisis económica, es de imaginarse que el equipo del Presidente bien lo sabe, como también sabe que este se resistirá, tanto a devaluar el peso, como a elevar las tasas de interés (para eso puso en el Banco de México a alguien que le obedecerá ciegamente), López Obrador sabe que ello podría “reventar” parte del apoyo popular que hasta hoy goza, lo que pondría en riesgo la elección del 2024. Don Andrés resistirá, quizá hasta el fin de su mandato, aunque con ello agravará la situación económica que, si bien podrá “maquillar”, con ello estaría condenando a su sucesor (o a él mismo si fructificara una eventual reelección) a que esta le estalle de forma parecida a lo que se vivió después del famoso error de diciembre de 1994. Don Andrés y sus carreras contra reloj.