SOCIOLOGIZANDO Por CLAUDIO CIRIO ROMERO
Año siete, tiempos de Ayotzinapa
Rodolfo Gamiño en su libro El imperio de Caín. Ayotzinapa y la desaparición forzada en México (Taller editorial La casa del mago, 2020) nos muestra cómo, entre lo que conocemos como #DesapariciónForzada, vinculada al narcotráfico en México y el llamado caso #Ayotzinapa hay un mal hecho puente colgante.
Diré en nuestra sociologización de hoy, más adelante cual es dicho puente apoyándome en las conclusiones del académico de la Universidad Iberoamericana, campus Santa Fe, en la Ciudad de México.
En las primeras cincuenta páginas, incluida la introducción, de las 178 que componen el texto, Gamiño hace un recorrido histórico de la nefasta relación entre el narcotráfico, como cultura política, más que como simple mercadeo de estupefacientes; con el Estado mexicano, principalmente el gobierno federal, las policías y el ejército.
Historia que data desde los años treinta del siglo pasado en el marco del ambiente anti chino en estados del norte del país como Sinaloa, Sonora y Baja California. Relacionado en un principio con el trasiego de opio. En la que el surgimiento de grupos organizados estará, afirma nuestro estudioso, estrechamente relacionado con gobiernos locales y municipales. Los que serán desplazados posteriormente por instancias policiacas, como la #PoliciaJudicial o la Dirección Federal de Seguridad (#DFS); quienes funcionaran como mediadores entre las diferentes organizaciones criminales para mantener cierta paz, pero que a la vez se convertirá en semillero o formador de cuadros dirigentes de los cárteles más fuertes y crueles que se consolidarán con el inicio del siglo XXI. El cartel de Sinaloa, el del Golfo y los Zetas. Y de ahí a otros más nuevos, como La familia michoacana o templarios y el Cartel Jalisco Nueva Generación.
Veremos así una espiral de violencia creciente en la primera década de este siglo que llevará a los estudiosos y los no tanto a plantear que estábamos frente a lo que se podía considerar una #CapturaDelEstado, un “estado fallido” o incluso un #NarcoEstado.
Y en este maremágnum de lucha por las plazas del narco, se utilizará con mayor presteza la desaparición forzada de personas, de enemigos; y que llegará a civiles víctimas de este considerado crimen de #LesaHumanidad.
Crimen que, desde nuestras propias reflexiones, hemos considerado generará su caso paradigmático con los normalistas desaparecidos la noche del 26 de septiembre de 2014, en Iguala, Guerrero y que conmocionará al país, casi al principio del sexenio de Peña Nieto. Y que hoy sigue sin resolverse plenamente, pese a la disponibilidad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que lo consideró uno de sus compromisos el mismo día que rindió protesta como titular del Ejecutivo.
Gamiño a partir de la página 81 de su libro a la 165 hará un meticuloso recuento de lo ocurrido con los estudiantes de la normal Raúl Isidro Burgos de #Ayotzinapa. Contextualiza que estos siempre están movilizados por las tristes condiciones de su escuela y que la respuesta a sus estrategias de lucha llevó a que dos de ellos perdieran la vida en 2012. Antecedente del 2014 en que una acción, que comúnmente hacían, para hacerse de autobuses y viajar a la ciudad de México para la marcha del #2DeOctubre, terminará en una tragedia de varios muertos, incluido un jugador de futbol cuyo autobús iba pasando por la escena del crimen.
Pero decía que, en la reflexión, Gamiño, quizá sin proponérselo, plantea que, entre la historia del crimen organizado en México, centralmente del narco, con el caso Ayotzinapa, hay un tenebroso puente colgante que denomina “Declarar la guerra”. Es en estricto el tercer apartado del libro y revisa la política de seguridad pública de #FelipeCalderón mediante un decreto evidentemente preñado de corrupción que no va a entender o no va querer entender que el narcotráfico (cita Gamiño a Norberto Emmerich, página 67) “es un proceso organizacional cuya finalidad es conquistar territorio para producir o vender drogas.” Y por lo tanto a la vez se constituye, en una “relación social de dominación, no sólo una actividad comercial ilegal.”
Una relación de poder, sociológicamente hablando, con #MaxWeber y su teoría de la dominación legítima, contenida en #EconomíaYSociedad.
Cuando los agraviados gritan: ¡Fue el Estado! no se equivocan. Nos recuerda Rodolfo Gamiño, que el Informe del ComitéDePadresDeDetenidosDesaparecidos, identifica que así se distribuye la responsabilidad de las fuerzas del Estado “en los casos de desaparición: la policía ministerial es responsable del 2% de las desapariciones, la Policía Federal del 23%, el ejército del 22%, la policía estatal del 44%…»
Concluye en su importante reflexión nuestro investigador que vivimos en una “Nación dividida en microespacios de excepción a través de los cuales se pueden observar las constantes escenas de terror. Microespacios que es necesario y urgente el gobierno reconozca, documente e investigue ampliamente.”
¿Y qué son eso #MicroespaciosDeExcepción? Buena pregunta que seguro nos responderá nuestro amigo en #SociologizandoDigital, el programa multimedia de análisis social, político y cultural que iniciaremos el próximo jueves 30 de septiembre en el portal #ImagenDigital, a las seis de la tarde y al que les invitamos nos acompañen.
E- mail: ccirior@yahoo.com.mx
twiter: @ccirior