SIN LÍNEA Por HORACIO GONZÁLEZ - Linea de Contraste

SIN LÍNEA Por HORACIO GONZÁLEZ

El PRI perdido de hoy

 

Como sucedió en los sexenios de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, ahora en la administración morenista que encabeza Andrés Manuel López Obrador, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se acomoda a las circunstancias para sobrevivir. Lo hace a nivel nacional en el Congreso de la Unión, y lo hace a nivel local con los pocos peones que tiene en el Congreso.

En el ámbito nacional, el tricolor le guiñe el ojo a una iniciativa presidencial en materia eléctrica que ya causa sus primeras polémicas, pues los expertos advierten una regresión a los años 70, convirtiendo a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en monopolio.

La posición tricolor es importante porque sin el voto de sus legisladores, la iniciativa del presidente López Obrador no podrá salir adelante debido a que se trata de una reforma constitucional, en la que Morena y sus aliados requieren de una mayoría calificada que ahora mismo no tienen.

La regresión de lo avanzado en los últimos tres sexenios, señaladamente en el de Enrique Peña Nieto con la profundización en la apertura dentro del sector eléctrico, es demasiada que ya algunos advierten de un posible escándalo internacional.

Ayer, por ejemplo, Enrique Quintana en el periódico El Financiero advertía que cuando la propuesta se entienda plenamente “será un escándalo internacional, pues tiene de facto implicaciones expropiatorias para aquellas empresas privadas que invirtieron al paso de los años en diversos esquemas para generar electricidad en México”.

La necesidad de sobrevivencia política está haciendo que las propias recientes decisiones priistas estén teniendo un retroceso de hasta 180 grados. No es el único caso, pues algo similar se presentó con la reforma educativa.

Ese tipo de bandazos echarán por la borda mucho de lo avanzado en sectores donde se requiere de una indispensable competencia para abaratar costos, como es el caso del sector eléctrico. Sin embargo, la pérdida de identidad –por llamarla de alguna manera- también dinamitará lo que empezaba a gestarse como una alianza opositora con el PAN y el PRD, de cara a las elecciones presidenciales de 2024.

Eso que sucede a nivel nacional, se observa también en lo local. Hay en Tlaxcala un PRI perdido, inmerso en disputas internas que sólo tienen que ver con alcanzar o mantener cotos de poder. Son los casos, por ejemplo, de los diputados locales Fabricio Mena Rodríguez y de Blanca Águila Lima.

Los dos priistas, para nada connotados en un PRI ya de por sí con ausencia de liderazgos, buscan mantener sus canonjías. Uno dentro del Poder que empezó a recibir a borbotones en la administración que encabezó su hermano Marco Antonio Mena, y la otra en un Sindicato de Trabajadores de la Salud que le ha permitido islas de poder e influencia con frutos nada despreciables dentro de la política: ahora mismo es diputada local, pero ya en su oportunidad fue presidenta municipal y también candidata a una diputación federal.

Lo mismo que sucede en el PRI dentro del Congreso local, se presenta también en la dirigencia estatal. En lugar de hacer una política de oposición propositiva con iniciativas claras y concretas, sale a la opinión pública para defender su trabajo en las elecciones, buscando aclarar que su candidata a la gubernatura, Anabell Ávalos Zempoalteca, siempre recibió el apoyo de la estructura en la campaña no hace mucho concluida. Lo anterior, sin tomar en cuenta que el mejor ejemplo de que eso no sucedió fue la traición que hubo del propio gobernador Marco Antonio Mena.

Ahora, sin embargo, que el alcalde morenista Jorge Corichi Fragoso ha denunciado una herencia en ruinas de la administración municipal de la capital, existe un dirigente priista callado. No defiende a la ex alcaldesa, como tampoco lo hace con el ex gobernador. De este último se entendería, precisamente por la traición, pero no de la primera cuando desde ahora se le menciona para encabezar una de las candidaturas a un cargo de elección federal en los comicios de 2024.

En resumen, un PRI ideológicamente perdido y políticamente apagado, nadando –literalmente- de muertito. Seguramente, para su sobrevivencia, apuesta a la misericordia del electorado. Pero que no se equivoque porque si en junio pasado Morena y sus aliados perdieron la mayoría calificada en la Cámara de Diputados federal, fue porque muchos desean un cambio de lo que observan en el país. Y el PRI no lo garantiza.

Lineazo: Acostumbrado a prometer sin cumplir en el caso de las vacunas, el presidente Andrés Manuel López Obrador convocó en Tlaxcala a una “gran asamblea nacional informativa” para el próximo 20 de noviembre… en caso de concluir la vacunación en aquellas personas mayores de 18 años. La vacunación, lamentable decirlo, aún va para largo.