SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA - Linea de Contraste

SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA

Entre el pragmatismo y la ideología, primera parte

La Real Academia Española define al pragmatismo como: “la preferencia por lo práctico o útil”; de igual manera, a la ideología como: “conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época…” En épocas no muy distantes de la política mexicana, existía en los partidos políticos un fuerte componente ideológico, al menos en lo discursivo, sin embargo, desde finales de los años setenta e inicio de los años ochenta del siglo pasado, el sistema educativo nacional empezó a enfocar la formación de sus educandos hacia áreas centradas en la producción y la productividad, alejándolos de la formación de carácter reflexivo, trayendo como consecuencia a nuevas generaciones de ciudadanos, desinteresados en los “rollos ideológicos” y ocupados en las maravillas de las tecnologías de la información y las comunicaciones, así como, en todo aquello mediante lo cual obtuvieran un lucro personal. A esas generaciones pertenecen quién hoy tienen de 50 años hacia abajo, lo que es el grueso de la población del país, y de su fuerza laboral y social.

El PRI siempre lucró con la “ideología de la Revolución”, aunque gradualmente se fue alejando de esta y su nacionalismo para volverse más pragmático y abierto a las ideas de la globalización económica. Por su parte, el PAN que nació a finales de los años treinta del siglo veinte, para confrontar las posturas estatizantes y populistas del “Cardenismo”, si bien se sostuvo bajo su doctrina política durante medio siglo, con el arribo al partido de empresarios con ansias de poder político a finales de los años ochenta del siglo próximo pasado, empezó también a pragmatizar sus posturas y a recurrir al populismo de derecha para confrontar al clasismo impuesto por el PRI y su sectorización de la sociedad con fines de control político y beneficio electoral.

La izquierda por su parte, durante seis décadas permaneció en la clandestinidad político-electoral, ya que fue hasta la reforma política de 1977 cuando el partido comunista se decidió a utilizar la vía electoral como mecanismo para la lucha por el poder público. Sin embargo, gradualmente se fue distanciando de lo que fue el Partido Comunista para en el presente asumirse ideológicamente como socialdemócrata, lo que ha de estar haciendo revolcar en sus tumbas a los comunistas mexicanos del siglo veinte. La referida reforma electoral del 77 también facilitó las cosas para que se fundaran y desaparecieran periódicamente una gran cantidad de partidos políticos, la mayoría franquicias familiares o grupales de efímera duración, y también trajo otro fenómeno político que es el del “columpio partidista” mediante el cual diversos personajes han transitado de uno a otro u otros partidos políticos sin recato alguno, solo impulsados por la ambición particular.

El fenómeno de la ideologización de los cuadros partidistas se fue extendiendo de las estructuras nacionales a las locales, hasta conformar en el presente una masa abigarrada de actores políticos que utilizan a los partidos como medios para acceder a cargos públicos, sin importar que ello lo hagan periódicamente por un partido diferente. Veamos qué ha sucedido localmente:

El PRI tlaxcalteca, puede dividirse por épocas de influencia de personajes políticos y sus herederos en al menos tres grandes eras, el “Cisnerismo”, el Sánchezpiedrismo” y el “Sin-ismo”, la primera abarcó de los años cuarenta, hasta mitad de los setenta del siglo veinte (45 años), y nació a partir de la influencia de Joaquín Cisneros Molina y su grupo en el ámbito local. Su ideología era simple, “el poder se ejerce por las buenas o por las malas”, fue una era de extrema pobreza y poco desarrollo para la entidad, que engendró a una generación de políticos primordialmente creyentes en el culto a la personalidad. La segunda inicia con el declive del Cisnerismo, a mitad de los años setenta y llega hasta mitad de la segunda década del siglo XXI (40 años), fue una etapa de notorio desarrollo en infraestructura para la entidad, pero de mediatización de las estructuras económicas, generadoras de empleos que van de los medianamente remunerados, a lo pobremente remunerados, donde la mitificación del líder, Emilio Sánchez Piedras fue durante años sinónimo de modernidad y de una nueva Tlaxcala. Sus herederos políticos cooptaron el poder público durante cuatro decenios hasta que literalmente envejecieron sin formar cuadros sustitutos. La tercera etapa, el Sin-ismos, se caracteriza por la ausencia total de liderazgos contundentes en el PRI local, que muestra al este partido errático y agonizante, lo que se refleja en la mediocridad de su dirigencia y presuntos liderazgos, que exhiben a este partido como ya derrotado con anticipación para la elección del año 2024. En resumen, el PRI está completamente infestado de pragmatismo.

El PAN tlaxcalteca, también puede dividirse en etapas vinculadas a personajes, la primera que es de una existencia casi simbólica, pendió del activismo de los casi olvidados Julio Mila y Enrique Aguilar, quienes durante los años sesenta y setenta representaron a un panismo cuasi inexistente en lo local, y tras de su alejamiento vino un vacío que fue llenado hasta finales de los años ochenta por José Luis González Pintor, quien con su activismo logró llevar, en su persona, al panismo tlaxcalteca hasta el Senado de República, sin embargo, su actuar patrimonialista respecto al partido encontró un rápido desgaste y fue sustituido en el liderazgo moral azul por Adriana Dávila Fernández, quien expandió la influencia de su partido y lo volvió localmente competitivo en todos los ámbitos, hasta que su exacerbado control sobre las decisiones internas de su partido la desgastó. La etapa presente del panismo local se caracteriza por un “Adrianismo” sin Adriana, en la que cuadros formados por ella tratan de desplazarla definitivamente del control de partido en la entidad. La condición actual de este partido en cuanto a su dirigencia y liderazgos políticos es similar a la del PRI, una dirigencia lamentable, interesada más en sus acuerdos particulares con el gobierno local de filiación “Morenista” que, en fortalecer a su partido, lo que anuncia una sucesión interna de muy bajo perfil que, si bien puede mantener a los azules como principal fuerza opositora, también hará que signifiquen una muy cómoda oposición rumbo la 2024. En resumen, el PAN también está completamente contaminado de pragmatismo.

El PRD tlaxcalteca, sobre él lo primero que habría que preguntarnos es ¿aún queda algo de lo que este partido pretendió ser cuando fue fundado? La respuesta rápida es no. Ya no es el presunto heredero de las luchas de los viejos comunistas mexicanos del siglo XX, hoy ha enterrado todo ese legado al declararse socialdemócrata. En lo local, todo se resume a un par de grupos medianos, y otros dos o tres grupitos o “tribus” menores, interesados solo en la administración patrimonial de las prerrogativas y en la ocupación de los cada vez más escasos espacios plurinominales que les corresponden, este partido no está solo contaminado de pragmatismo, en sí es la representación más acabada de este en el escenario local y nacional, su simbólico dirigente solo es prestatario de nombre, de quien dirige realmente al partido desde hace siete años, quien no tiene posibilidades de llevar más allá a este partido de lo que actualmente se encuentra.

La condición de estos tres partidos, hasta hoy columnas de lo que ha sido la alianza “Va por México”, sin duda le han de generar paz interior a la gobernadora tlaxcalteca, ya que sus principales adversarios le servirán en 2024 para validar y legitimar las futuras elecciones.