SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA
¿Y lo quieren de gobernador?
Dentro de la farsa de las “comparecencias” que están haciendo las personas funcionarias del gabinete lorenista ante el Congreso local, para glosar el informe de gobierno, se han vivido patéticas actuaciones, como el caso de la procuradora Carro Roldan, quien se limitó a no salirse de su guion, ya que, le preguntaran lo que le preguntasen, ella respondía casi lo mismo; pero quien se lleva el primer lugar en ridículo por su actuación en la tribuna popular, es el secretario de infraestructura Alfonso Sánchez García el “ponchito”.
El proyecto de Don Alfonso Sánchez Anaya, para que un tercer Sánchez ocupe la gubernatura, simplemente exhibió su nula vocación para el servicio público, su desconocimiento del área que encabeza, así como su pánico escénico que le llevó por momentos a situaciones incómodas frente a los preguntones diputados, cuyas respuestas no atinaba a encontrar en el guion que le prepararon sus colaboradores, quienes en verdad sufren cada que el ponchito tiene que abrir la boca frente a cámaras y micrófonos; lo más que atinaba el atribulado secretario era decir “no tengo a la mano los datos pero en dos días se los mando a su oficina”, respuesta que simplemente buscaba huir del momento penoso.
Si Don Alfonso pretende impulsar a su vástago para que emule sus logros políticos, deberá invertirle mucho para transformarlo radicalmente en menos de un año, para que esté listo para la campaña a legislador federal, que ya sus cercanos anuncian tener amarrada por los acuerdos con Doña Lore.
Tal parece que Don Alfonso no ha logrado asimilar, a pesar de sus muchos años, que el capital político que acumuló durante su vida pública, simplemente no es traspasable, ni a su esposa, ni a su hijo, ni a nadie, es algo particular suyo, y así como en su momento Doña Maricarmen fracasó en su intentona por suceder a su marido, lo más probable es que Ponchito también corra la misma suerte, ya que simplemente no tiene capital político, y este no se compra en ningún lado.
En descargo de Don Alfonso, se puede decir que, el yerro que comete al querer mantener a la fuerza a su familia en el primer círculo del poder político local, no es privativo de él, otras familias han hecho y hacen lo mismo, los Ortiz, los Cuellar, los González, etc. quienes parecen tener secuestrado el poder público en la entidad, sin embargo, ninguna de las personas que se vislumbran en sus generaciones sucesoras parece tener el talento de sus ancestros. Después de la comparecencia del ponchito solo resta preguntar ¿y lo quieren de gobernador?