SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA
La deuda de PEMEX
La paraestatal Petróleos Mexicanos (PEMEX), arrastra una enorme deuda financiera que parece impagable, ante ello, el presidente López Obrador anunció hace días que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público respaldaría a la petrolera, a través de “disminuirle impuestos y transferir su deuda a deuda soberana”, lo que equivale a aplicar recursos del erario para sanear a PEMEX, léase se pagará con dinero de los impuestos de los mexicanos; cierto es que los males de PEMEX se arrastran desde hace décadas, y que el gobierno actual no generó sus problemas económicos, pero cargarle al contribuyente el costo de ello resulta ofensivo, para quienes fruto de su trabajo pagan sus contribuciones con la esperanza de ver mejoras en su comunidad.
Situación parecida ocurre con el pago de la deuda que se generó con la cancelación de la constricción del aeropuerto de Texcoco, la cual también se está pagando con el bolsillo de quienes al viajar pagan la famosa Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA), ese dinero va al pago de las obligaciones derivadas del capricho de Don Andrés de desperdiciar los millones de pesos ahí invertidos.
López Obrador hace lo mismo que sus antecesores, cada que quiere financiar una de sus “grandes ideas” le aprieta al contribuyente, ese de “clase media aspiracionista” para arriba que tanto odia, pero que bien le sirven para sacar dinero cuando lo requiere. Sería interesante ver qué pasaría si su sueño de desaparecer a la medianía y a la alta clase socioeconómica prosperara, y se consolidara el país de puros pobres que tanto sueña, ¿de dónde sacaría para financiar al país si todos sobrevivieran con programas sociales? que también se pagan con impuestos.
No cabe duda de que su ejercicio del gobierno se parece al quiebre de una piñata, cada día da tantos palos de ciego como sea el nivel de bilis con que despierta; grave y triste será la situación para quien le suceda en la presidencia, recibirá un país en condición crítica.