SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA
¿A qué le teme el Presidente? segunda de dos partes.
El segundo temor del Presidente es que la consulta para la revocación de mandato, que él mismo se promueve, no alcance una participación tal que sus resultados sean vinculatorios, es por descontado que saldrá airoso de la consulta, la cual pretende usar no con fines revocatorios, sino de ratificación de su mandato, aunque esa figura no esté establecida en los objetivos de esta. Para el Presidente una consulta desairada por la mayoría del pueblo sería otro golpe demoledor para su proyecto político personal transexenal, que implica el querer convertirse en un líder político al estilo de un Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, o Lázaro Cárdenas, cuya influencia sea superior a la del presidente que le suceda, para seguir siendo él quien determine el proyecto de país allá desde la comodidad de su rancho. Lo que podría debilitarse si la consulta no alcanza a ser significativa.
El tercer temor del Presidente es que su sucesión se le salga de control, y que, aún y cuando su candidato gane, este desconozca su autoridad política y trate de andar solo, por ello quiere asegurar que el o la postulada sea quien más le garantice su protagonismo político futuro, él ha apostado como primera opción a Claudia Sheinbaum Pardo, a quien ve como su obra, y como la eventualmente menos desagradecida con él, por lo que no disimula su activismo a favor de ella, lo que también le hace la candidata más vulnerable, ya que estará expuesta a un intenso y constante golpeteo tanto interno como externo que puede debilitarle tanto que le haga insostenible como candidata, lo que aparentemente tendría que llevarle a optar por Marcelo Ebrard o Ricardo Monreal, de quienes duda le permitan continuar como “guía moral” de sus eventuales presidencias, y en ello sí tiene toda la razón López Obrador, ya que ambos son más ambiciosos de lo que aparentan. Por ello, el as bajo la manga si Sheinbaum no prospera como candidata podría ser otra mujer, Tatiana Cloutier.
El cuarto temor del Presidente es que sus obras públicas consentidas, Tren Maya, Aeropuertos: Felipe Ángeles, y los anunciados de Chetumal, Tulum y Palenque, así como los proyectos del corredor Interoceánico y el Puerto de Coatzacoalcos, una vez que concluyera su mandato fueses entregados a manos privadas, ya sea, por el sucesor apadrinado por él, o por un eventual presidente surgido de una oposición unida, lo que significaría el entierro de su larga lucha política. Por lo anterior, ha anunciado la creación de una empresa pública operada por las fuerzas armadas que administrará dichas obras mediante un formato que pretende ser no modificable, para garantizar que la milicia tenga el control permanente de la administración de dichas obras, bajo el pretexto de blindarlas de la corrupción en que podrían desembocar se caen en manos de particulares.
El discurso de los políticos siempre tiene dos dimensiones, por una parte, lo que dicen, y por otra, lo que ocultan con sus palabras, y en ello, López Obrador es un personaje que magnifica el ocultamiento de su reales intensiones mediante el uso de sofismas. Antes de llegar a la presidencia su crítica a la militarización de combate al crimen organizado fue pública, sin embargo, en el ejercicio del cargo, no solo mantuvo a las fuerzas armadas en las calles, sino que institucionalizó su actividad en ellas, y la fortaleció, primero con la creación de la Guardia Nacional y últimamente con la anunciada entrega a la milicia del control total sobre la Guardia.
El quinto temor del Presidente es que la oposición le gane la presidencia en 2024, lo que sin duda abriría “una temporada de caza” en contra de él y sus principales allegados, ya que después de tanta virulencia con que ha ejercido en contra sus opositores, sería natural que estos se la cobrasen y con intereses, por ello, se ha empeñado en fortalecer y expandir la participación de las fuerzas armadas en actividades del servicio público para las cuales la institución castrense no fue creada, lo que abre la especulación sobre los motivos ocultos de tanta transferencia de atribuciones y recursos a la milicia, especulaciones que no es difícil que desemboquen en cualquiera de dos objetivos.
El primero, protegerlo, al igual que a su familia y sus allegados de la eventual venganza de sus opositores, para que sean las fuerzas armadas quienes conminen a un gobierno sucesor no amigo de Andrés Manuel, a no tocar a este ni a su circulo cercano, respaldo que difícilmente desoirán sus adversarios por el peso político de la milicia.
El segundo, sería una eventual intervención de las fuerzas armadas ante una elección extremadamente controvertida en 2024, la cual, haga imposible determinar un claro ganador, lo que imposibilitaría una transición de mando político, lo que paralizaría al país, haciendo emerger al Ejército como la única figura institucional capaz de mantener el control del gobierno y en orden a la sociedad, en tanto los civiles son capaces de definir a un nuevo gobierno. El terreno de la especulación sin duda es infinito, pero el avance y rumbo de las controversias políticas que vivimos pueden hacer realidad cualquier escenario por más impensable que este sea para algunos, y en ello, el principal motor son los temores del Presidente.