SIN FILIAS Y SIN FOBIAS Por JOSÉ JACINTO VEGA
A Don Andrés le urgen más cortinas de humo
La semana pasada, de acuerdo con cifras divulgadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, se anunció que el índice Nacional de Precios al Consumidor llegó, durante la primera quincena de abril al 7.72% a tasa interanual, el nivel más alto en veintiún años, desde que en enero de 2001 se alcanzara el 8.11%.
La inflación es uno de los fenómenos económicos a los que más temen los mandatarios nacionales esta se convierte en una especie de “impuesto extraordinario” que paga el pueblo, lo que reduce su poder adquisitivo y empobrece, y en consecuencia le irrita en contra de quienes gobiernan.
El Presidente López Obrador y su gabinete económico, sin duda, saben que la economía nacional se les está calentando de más. Desde el mes abril de 2021, la inflación se ha mantenido mensualmente en tasas por arriba del 6%, salvo agosto de 2021 cuando fue del 5.59%. Lo más delicado de esta numeralia periódica se ha presentado de noviembre de 2021 a la fecha, ya que la tasa del último medio año ha sido superior al 7%, lo que llevará al Banco de México a la necesidad de elevar su tasa clave de interés, que le sirve a los bancos comerciales para determinar las que ellos aplican en sus transacciones, tanto de para los inversionistas, como del “precio del dinero” que aplican a quienes les prestan.
Desde agosto de 2021, Don Andrés ha recurrido a diversas cortinas de humo para distraer la atención pública sobre el constante crecimiento inflacionario. La fallida e inútil consulta de agosto del año pasado para ver si se enjuiciaba a los expresidentes, los espectáculos mediáticos del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que en su primer mes es simplemente un elefante blanco, la segunda y también inútil consulta, que él mismo se promovió sobre la eventual “revocación” de su mandato, la sobre “calentada” reforma constitucional en materia eléctrica, que bien sabía que no pasaría, le dejan solo como reserva distractora las reformas sobre el status de la Guardia Nacional y la Electoral, esta última que también se ha encargado de boicotear por adelantado, golpeando constantemente a su oposición.
Si bien los precios del petróleo impulsados al alza por los conflictos internacionales le han beneficiado con recursos económicos extraordinarios, estos los ha utilizado en tres vertientes, una sostener la construcción de sus caprichos, Dos Bocas y Tren Maya, que le constaran al igual que fue con el AIFA mucho más caros de lo que se presupuestó; la segunda, continuar con sus programas electoreros, repartiendo dinero a diestra y siniestra para tratar de sostener su base de votantes rumbo al 2024; la tercera, sostener artificialmente el precio de las gasolinas subsidiando sus impuestos con dinero de la venta de petróleo crudo, cosa por demás absurda, ya que las ganancias, en vez de invertirse, se utilizan para ocultar una de sus promesas incumplidas, que “habría gasolina de a diez pesos”, cuando el precio promedio a mitad de abril de 2022 es de 21.55 pesos, dos pesos y veintiséis centavos más que cuando comenzó su gobierno.
Quizás la retórica de Don Andrés siga entreteniendo la ingenuidad de un buen número de mexicanos por varios meses más, los suficientes para sacar adelante las elecciones del próximo mes de junio, en las que al menos se llevará cuatro de las seis gubernaturas en disputa, dejando en duda, si la narrativa mañanera alcanzará hasta junio de 2023 cuando se dispute la “joya de la corona” en cuanto a gubernaturas, el Estado de México, cuyo resultado bien puede significar la desaparición del PRI, si MORENA lo gana, o la señal de peligro para este partido rumbo al 2024 si pierde