SIN LÍNEA Por HORACIO GONZÁLEZ

La deslealtad política de Enrique Padilla
Hay un esfuerzo extraordinario por parte del gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez por evitar una desbandada de las filas priistas. El ejemplo más reciente de ello fue su participación, hace una semana, en el Consejo Estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), donde hizo un llamado a la unidad.
El esfuerzo, sin embargo, es insuficiente. En su administración, dentro de su propio gabinete, hay varios que buscan un mejor acomodo partidista de cara al proceso electoral local que inicia el próximo 29 de noviembre. Y hay algunos nombres que sorprenden por lo acomodaticio que resultan ser en la coyuntura que enfrentan en cada cambio de administración.
Es el caso de Enrique Padilla Sánchez, actual rector de la Universidad Politécnica de Tlaxcala (UPT) campus Zacatelco, quien ya realiza escaramuzas para acercarse al Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). De hecho, ha sostenido reuniones con varios aspirantes a candidaturas morenistas, a quienes les asegura que su apoyo será moreno.
Sorprende que lo haga de manera tan abierta, particularmente porque él ha sido beneficiario de toda la vida de la ex gobernadora y actual diputada federal Beatriz Paredes Rangel, quien a su vez ha sido uno de los pilares políticos de la actual administración menista. En ese sentido, no se sabe si lo hace con el permiso de su mentora política o lo hace por cuenta propia.
Padilla Sánchez ha sido un político hábil que ha crecido políticamente al amparo de Beatriz Paredes. Priista en sus inicios, llegando a liderar en su momento al Frente Juvenil Revolucionario (FJR), se hizo converso al panismo en tiempos de Héctor Ortiz Ortiz, llegando a ser uno de sus operadores más eficaces. Después regresó a los brazos priistas, pero siempre siendo candidato perdedor, ante lo cual no le quedó más alternativa que regresar a la administración pública, en el cargo que hoy ocupa en la UPT.
Quien sabe un poco de la carrera política de Enrique Padilla, sabe que él era uno de los operadores del orticismo, sobre todo en el Congreso local, donde repartía a legisladores de distintos signos partidistas cientos de miles de pesos cuando el Ejecutivo se interesaba por aprobar una iniciativa de ley en particular. De sus manos salió mucho dinero con cargo al erario.
Sus incursiones al priismo y al panismo siempre estuvieron avaladas por Paredes Rangel. Por eso ocupó cargos sobresalientes en la administración pública.
Su acercamiento ahora al morenismo, sin embargo, extraña. Es así porque el gobernador Marco Antonio Mena se encuentra interesado en conservar la unidad priista de cara al proceso electoral que se avecina. Muestra de ese interés es la purga que está habiendo en algunos lugares de la administración pública, como es, por ejemplo, la Secretaría de Educación, eligiendo con mucho cuidado a los cuadros que van a incorporarse.
En esa circunstancia, sorprenden los movimientos de Enrique Padilla. ¿Será acaso que sigue instrucciones de su mentora Beatriz Paredes? Si la respuesta es afirmativa, es seguro que veremos en las próximas semanas y meses el abandono del barco priista, que a decir de las encuestas se encuentra en tercera posición de la preferencia electoral, por debajo de Morena y de Acción Nacional (PAN).
Pero si la respuesta es negativa, entonces estamos viendo una muestra de deslealtad política. A su mentora, por supuesto, pero también a la administración que le cobijó con el cargo que hoy ostenta, después de una dolorosa derrota en las urnas. Su mal ejemplo, si el mandatario estatal no le pone un alto, cundirá en otros funcionarios y servidores públicos, como de hecho ya ocurre. Y la derrota priista será desastrosa.