SIN LÍNEA Por HORACIO GONZÁLEZ
Coaliciones aprobadas
Con la aprobación de las dos coaliciones encabezadas, cada uno por su lado, por los partidos Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y Revolucionario Institucional (PRI), todo hace indicar que el voto en la elección de gobernador se polarizará precisamente con las candidaturas que postulen estas dos alianzas.
De no haber sorpresas, las candidaturas independientes y de partido que se registren ante el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones (ITE) serán meramente testimoniales. Incluidas la de Juan Carlos Sánchez García con Redes Sociales Progresistas y la de Jonathan Bretón Galeazzi con Movimiento Ciudadano.
Ambos, a pesar de lo que ellos mismos y los partidos políticos que los postulan digan, fungen como verdaderos caballos de Troya para debilitar a la denominada alianza “Unidos por Tlaxcala” integrada por PRI, PAN, PRD, PS y PAC.
La última medición demoscópica que reflejó el posicionamiento electoral de las Alianzas “Unidos por Tlaxcala” y “Juntos haremos Historia”, dio una ventaja de apenas 8 puntos a favor de esta última, integrada a su vez por Morena, PVEM, PT, Nueva Alianza y Encuentro Social de Tlaxcala. Es decir, la diferencia de entre 18 y 20 puntos que Morena tenía sobre sus oponentes hasta hace unos meses, se ha reducido significativamente a un solo dígito.
Respecto a las candidaturas, sólo es cuestión de formalidad. En diciembre Lorena Cuéllar Cisneros fue prácticamente ungida con el nombramiento de coordinadora por la defensa de la Cuarta Transformación, y no habrá ningún cambio a pesar de las inconformidades manifiestas de la senadora Ana Lilia Rivera y de la empresaria Dulce María Silva.
Del otro lado, por su parte, se espera el ungimiento de Anabell Ávalos Zempoalteca, quien a diferencia de Cuéllar Cisneros, ha contado con el respaldo del dirigente estatal tricolor y precandidato, Noé Rodríguez Roldán, pero también con el apoyo del resto de los partidos políticos que conforman la alianza. Es cuestión de días, tal vez semanas, para que la senadora Minerva Hernández Ramos salga a respaldarla públicamente.
En el primer caso, ya veremos si las inconformidades de Ana Lilia Rivera y Dulce María Silva se reflejan en votos en contra de Lorena Cuéllar. Lo que sí es indispensable es que la dirigencia nacional sane heridas y la única forma de hacerlo es mediante el otorgamiento de candidaturas a diputaciones y alcaldías a los grupos de las precandidatas que no fueron beneficiadas con la candidatura.
El grupo de la ex delegada federal no puede quedarse con todo el pastel, a menos que apueste a la profundización de la división. Y, aun así, ya veríamos si el día de la jornada electoral no se presenta un voto dividido dentro de Morena.
En el otro caso las cosas tampoco serán fáciles, sobre todo porque hay funcionarios que juegan a dos bandos. Aquí se ha dicho, por ejemplo, que es el caso de Enrique Padilla Sánchez, rector de la Universidad Politécnica de Tlaxcala. Pero no es el único, pues en su momento el propio síndico del ayuntamiento de Tlaxcala, Héctor Martínez García, sostuvo pláticas con el ahora senador fallecido Joel Molina Ramírez, para pedirle apoyo político para su hijo en el afán de que éste alcanzara la candidatura priista por la capital del estado.
No son los únicos casos y el hecho no debe sorprender. En la sobrevivencia política, muchos actores han cambiado de bando una, dos y hasta tres veces. Ese es el sino de muchos que ahora mismo forman parte del gobierno estatal y del gobierno federal. Seguro que en sus adentros tienen clara la frase de aquel clásico: vivir fuera del erario es vivir en el error. Las traiciones, en consecuencia, estarán a la orden del día en uno y otro bando.
Lineazo: Que este nuevo año 2021 sea para todos mejor que 2020. Ya asoma la luz en el caso del combate a la pandemia del coronavirus, pero eso no implica bajar la guardia. Por lo pronto, los mejores deseos para los lectores de Línea de Contraste, y en particular de este espacio de opinión.