SOCIOLOGIZANDO Por CLAUDIO CIRIO ROMERO
Covid 19 en la incertidumbre
El nombre del famoso libro #LaSociedadLíquida (Tusquets editores, México 2008) de Sygmunt Bauman, se completa con el siguiente subtítulo: “Con coraje hacia el foco de la incertidumbres”. Nada más apegado a nuestra realidad mundial hoy.
La idea que queremos exponer hoy la extraemos de los capítulos 3 y 4 titulados, “El estado de la democracia y la gestión de los miedos” y “Separados pero juntos”, respectivamente; y que recientemente discutí con mis alumnos de quinto semestre de #Sociología en nuestra Universidad Autónoma de Tlaxcala.
Principalmente para entender la situación de emergencia, de la pandemia del Covid-19 originada por el nuevo coronavirus SarsCov2; en la #CiudadDeMéxico.
Lo que mediáticamente impacta en todo el país, lamentablemente por la infodemia, es decir el ruido de rumores, información a medias y desinformación que los llamados medios de comunicación masiva, televisión, radio y la gran prensa escrita divulgan. De paso, hay que recordarlo, se han convertido en detractores del gobierno federal actual.
Dos ejemplos puedo poner para ilustrar esto. Un amigo priista reprocha en twitter a López Gatell, porque según él, habría dicho que “el color del semáforo en la CDMX era irrelevante”. Tratando de establecer un diálogo le digo que tergiversa lo realmente dicho por el subsecretario de salud federal. Se molesta, me llama intolerante y dejo las cosas por la paz. Como nunca me quedo contento con lo que sucede, indago qué fue lo que exactamente dijo el funcionario y lo hallo en el minuto 44 del video correspondiente. Ante la insistencia de un periodista sobre el color del semáforo, casi lo interrumpe y le dice: “…en cuanto al color es, hasta cierto punto, intrascendente. ¡Alerta por Covid-19, emergencia por Covid-19! ¿Hay alguna duda?” Dónde está la #Infodemia, podríamos preguntar, para no atribuirle la intención de desinformar a mi amigo. Sólo en que, cambia una palabra, pensando que pueden ser sinónimos: “irrelevante” por “intrascendente”. Aparte del matiz que siempre pone López Gatell a sus afirmaciones para evitar caer en generalizaciones.
Y esto ocurre porque, enfatiza Bauman, en un Estado social, de bienestar y democrático, como podríamos caracterizar al mexicano hoy, al gestionar el #Miedo, propio del individualismo, la seguridad personal, e incluso de los bienes materiales, sentimos la ausencia de protección, y casi exigimos vigilancia más propia del autoritarismo que de la democracia. Surge la violencia, empezando por la verbal y desaparece la solidaridad.
El segundo ejemplo es que al reencontrar a un compañero de trabajo, me ve con el #Cubreboca que me exigen, casi en la histeria, para entrar a las oficinas de mi centro laboral y me echa en cara que la vez que me encontró, al inicio de la pandemia, le decía que no era necesario que lo portara siempre. Puedo reconocer que entonces en la plática utilicé un ánimo bromista y hasta grosero. Pero lo que nuevamente tuve que decirle era que había que informarse bien. Partidistamente la oposición al gobierno, con mucha hipocresía, para no llamarla mala fe, ha impuesto un terror en la gente, de que si no usa el cubreboca se infectará, además de que será culpable de que siga el virus haciendo daño y muera la gente.
Todo mundo entonces porta dicha prenda y algunos hasta careta, pero pocos se informan. Ya no digamos diario en las conferencias vespertinas, por lo menos revisando regularmente los lineamientos, que sobre los cubreboca, establece la #OrganizaciónMundialDeLaSalud. Que por ejemplo señala, en su edición más actualizada que los niños menores de seis años no deben usarlo. Además de lo repetido un millón de veces, hay que usarlo cuando no puedas mantener una distancia de metro y medio con otra persona. Pero el miedo fomentado es tan fuerte que uno ve, hasta con ternura, cómo ciclistas, motociclistas o conductores solitarios en sus vehículos lo portan al conducir en las #Ciudades.
Esas ciudades que dice Bauman se han convertido en “vertederos de problemas gestados globalmente” y que para resolverse requieren de la “política local”, en un país, o en una entidad federativa o municipio en nuestro caso. La pandemia, es global, por eso se denomina así. Y sin percibirlo mucho tenemos una “lucha urbana por la supervivencia”. Pero como si no bastara, a partir del sentimiento del “nosotros”, florece la #Mixofobia, en detrimento de la mixofilia, es decir el miedo a la variedad humana. La culpa es, se suelta con una facilidad terrible, de esos que no se quedan en casa, aunque sea que tengan que salir para ganarse la vida. Dramática paradoja de eso pobres culpabilizados frente a los ricos que se reúnen en bares clandestinos. Y a priorí igual se culpa a los peregrinos guadalupanos que vendrían a la Basílica (que finalmente no lo hicieron dando una muestra de verdadera conciencia) de fuera de la capital.
El miedo deambula. Me encuentro en el transporte colectivo a una ex compañera de la secundaria, de las que se obsesionaban por obtener y obtenía las mejores calificaciones, profesionista ella. Lleva cubreboca, googles y careta, va diciendo con su vecina de viaje que la vacuna “va tener consecuencias”, que ella no se la va a poner. Indudablemente está desinformada, es víctima de la infodemia.
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